martes, marzo 27, 2007

TALAVERANOS EN EL DESCUBRIMIENTO, CONQUISTA Y COLONIZACIÓN DE AMÉRICA (I) por Esteban Mira Caballos, doctor en Historia de América

1. INTRODUCCIÓN
La emigración española a América está recibiendo en los últimos años una enorme atención por parte de los historiadores americanistas que cada vez con más precisión están realizando un estudio cuantitativo del número de personas que marcharon al Nuevo Mundo y sus repercusiones a ambos lados del Océano. Pese a todo, todavía hoy sigue siendo imposible saber el porcentaje exacto de emigración ilegal que cruzó el océano con destino a las Indias españolas.
La fuente básica para elaborar el presente texto han sido los registros de pasajeros de la Casa de la Contratación que hemos completado con algunos documentos de Bienes de difuntos, conservados en la sección de Contratación del Archivo General de Indias. Asimismo, nos han sido de gran utilidad los ficheros de pasajeros extremeños, elaborados por las doctoras Sánchez Rubio y Lemús López para los siglos XVI y XVII respectivamente.
En el trabajo de campo en el Archivo General de Indias hemos encontrado algunas dificultades a la hora de localizar los expedientes, por la confusión con los que eran de Talavera de la Reina. Algunos documentos habían sido clasificados por los facultativos como de Talavera la Real cuando bastaba ojearlos para darse cuenta de que se hablaba de la archidiócesis de Toledo. Pese aello, debemos decir que los propios talaveranos, probablemente conscientes de la posible confusión toponímica, se encargaron en sus documentos de alejar cualquier duda. Con frecuencia aparece denominada como Talaveruela, una aldea de Badajoz, o bien directamente como Talavera de Badajoz, o Talavera en la jurisdicción de la ciudad de Badajoz. Así, por ejemplo, Ana y Francisca de Arévalo decían ser en 1552, “vecinas del lugar de Talavera, tierra de Badajoz” . Y por su parte, el clérigo Bartolomé de Villalobos decía ser natural de “la aldea de Talaveruela, cerca de Badajoz”.
Como es bien sabido, la Casa de la Contratación recibió en 1509 la orden de registrar a todos los pasajeros que se embarcaban para las Indias, "asentando qué es cada uno y de qué oficio y manera ha vivido" y enviando esta información al gobernador u oficiales de las distintas regiones indianas para que vigilasen que estas personas continuaban allá ejerciendo el oficio que tradicionalmente habían practicado en la Península.
Sin embargo, esta fuente solo registra una parte de las personas que realmente cruzaron el océano ya que, por un lado, la Corona en distintos momentos, para fomentar el poblamiento de las nuevas tierras descubiertas, relajó el control, y, por el otro, existió una importante emigración ilegal que no fue detectada por los oficiales de la Casa de la Contratación. Este tráfico ilícito ha sido valorado por algunos historiadores entre el 15 y el 30 por ciento del contingente legal. El mismo padre fray Bartolomé de Las Casas se hizo eco en su "Historia de las Indias" del abundante tráfico humano que sin licencia pasaba al Nuevo Mundo, de forma que en una representación al Rey, fechada en 1542, le pidió que para remediarlo se pregonase a los pilotos y maestres "que ninguno fuese osado de llevar hombre secretamente, so grandes penas . Sin embargo, la emigración ilegal fue imposible de evitar, pues, no en vano, en 1546, la Corona volvió a insistir a sus oficiales que vigilaran especialmente a los que iban a las Canarias "pues so color de decir que van a Canarias se pasan a las Indias".
En el caso concreto de Talavera la Real, contamos con una fuente local alternativa a los registros de pasajeros como son los protocolos notariales históricos, cuyos datos americanistas han sido magníficamente extractados por el profesor Fernando Marcos. Sin embargo, para tener un conocimiento más completo habría que recurrir a la documentación parroquial y a la que se conserva en el obispado de Badajoz, donde se recogen muchas de las capellanías fundadas por indianos en la diócesis badajocense.


2. LA EMIGRACIÓN TALAVERANA EN NÚMEROS ABSOLUTOS
Tenemos localizados apenas 104 emigrantes de Talavera la Real pese a lo cual sospechamos, por los indicios de que disponemos, que la cifra real debió acercarse a los dos centenares. Aunque puedan parecer pocos, no podemos olvidar que Talavera fue hasta 1640 una simple aldea de Badajoz que, según un versado historiador del siglo XVIII, tuvo en su época unos 400 vecinos y entre 200 y 300 a mediados del quinientos.
La emigración de talaveranos a las Indias tiene un período de máxima intensidad que coincide con el siglo XVI, disminuyendo notablemente en el XVII para hacerse casi insignificante en la siguiente centuria. Esta aseveración se puede comprobar a la luz de los datos ofrecidos en el cuadro que exponemos a continuación:

Según se refleja en este cuadro, en el siglo XVI pasaron cerca de dos terceras partes de toda la emigración. En el siglo XVII el fenómeno migratorio se ralentizó, para hacerse casi inexistente en el siglo XVIII. La evolución coincide bastante fielmente con la tendencia general de la emigración española en general y extremeña en particular, que arroja porcentajes muy parecidos.
Como ya hemos asegurado, en términos absolutos la aportación humana de Talavera fue muy escasa, concretamente un 0,7 por ciento del total de emigrantes extremeños que se estima en 14.905 . Sin embargo, dada la limitada población de Talavera, que se mueve en lo siglos XVI y XVII por debajo del medio millar de vecinos, estas migraciones debieron afectar bastante a su evolución demográfica.
Con respecto a las causas, no cabe ninguna duda de que fundamentalmente los movió la necesidad económica. Como escribió Céspedes del Castillo, las gentes del interior, poco acostumbradas al mar, debían ver la travesía atlántica como algo traumático y pavoroso . Sólo la pobreza, más que aspectos ideológicos, religiosos o políticos, los decidió a abandonar una vida miserable pero segura en Talavera por un sueño de mejora social fuera de su patria natal. Así, por ejemplo en 1617 Isabel Vázquez autorizaba a su marido Pedro Vázquez Valdovinos a ir a las Indias “por cuanto dicho su marido, por algunas causas justas, no puede estar ni asistir en esta tierra y estar, como están, tan pobres y necesitados y no se poder sustentar, ni a sus hijos, conforme a la calidad de sus personas…”.
A esta circunstancia había que unir el enorme atractivo económico que representaba el Nuevo Mundo, de ahí que muchos vendieran todos sus bienes en la Península para pagarse el viaje, endeudando a su familia durante años. De hecho, a veces la licencia no era fácil de obtener y algunos pasaban en Sevilla muchos meses gastando el dinero obtenido de la venta de sus bienes raíces. Así, cuando Pedro Camacho consiguió por fin licencia, en 1592, para pasar a Cuba por ocho años se le pidió una fianza de 200.000 maravedís. El hombre absolutamente decepcionado pidió encarecidamente que se le revocase esta fianza “porque es hombre pobre y no hallará quien le fíe”. Transcurrido más de un año desde que llegó a Sevilla, por fin, este desdichado talaverano obtuvo su licencia, concretamente el 10 de febrero de 1593, esta vez sin tener que abonar ninguna cuantía en concepto de fianza.
Probablemente sabían de los riesgos de la aventura indiana, pues decenas eran los que morían en la travesía o en los primeros meses de su llegada a América por enfermedades y hambre. Pero, el modelo que seguían estos talaveranos no era el de aquellos que se fueron y de los que nunca más oyeron sino el de aquellos otros que regresaron ricos a su tierra natal. Conocemos al menos dos casos, el de Sebastián García Espino que afirmó en su testamento, redactado en Pamplona (Nuevo Reino de Granada), que instituyó la capellanía en Talavera “al tiempo que yo vine a España” . Y el del acaudalado comerciante Baltasar Álvarez que sabemos estuvo al menos en dos ocasiones en Talavera, encarnando sin duda el ejemplo con el que muchos jóvenes desheredados de Talavera soñaban.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hi, new to the site, thanks.