jueves, diciembre 28, 2006

Fotos de la exposición "De matanza en Talavera"

Aquí tenéis una selección de fotos de la exposición "De matanza en Talavera"
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Recordad que esta exposición se celebró entre os días 3 y 10 de diciembre de 2006 en el Salón de Actos del Centro Parroquia

viernes, diciembre 15, 2006

EXPOSICIÓN "De matanza en Talavera"

Aquí os dejo una presentación sobre la exposición que tuvo lugar entre los días 3 y 10 de diciembre en el salón de actos del Centro Parroquial.


La verdad es que ha resultado una exposición muy interesante y concurrida, sobre todo por las fotografías, que no podemos reproducir aquí. Queremos dar las gracias a todos los talaveranos que han contribuido a realizarla. Va por ti, Antonio Gómez Broncano.

lunes, diciembre 04, 2006

Tus pasos son palabras que construyen el universo.

¿Has oído?
Se ha desatado
Sonido que ignoro y espero deletrear
Es línea o curva o mano alzada
Va desde el silencio hasta el grito
Y me hiere
Bucea en mis entrañas
Y lo palpo y lo agarro y se me escapa y penetra y resbala entre mis dedos y no consigo dominio
Ahora vuelve el silencio y me detengo
Ni pasos ni respiración
El susurro se vuelve atronador
Tapo mis oídos y el ruido taladra piel y huesos
Tapo mis ojos y la luz sonora hiere lo negro
Grito
Y vuelve el silencio
Y escucho una palabra
Después, otra, quizás la misma
Y otra, otra, otra
El mundo me habla y yo temeroso
El planeta canta y no quiero oír
Tus pasos son palabras que construyen el universo.


Daniel Gómez

LAS TRES MORISCAS

Noche oscura de lluvias, viento y frío. El agua de los tejados, al caer desde el alero, golpeaba ruidosamente el suelo. El viento, furioso, afilaba sus silbos en las copas de los árboles. La oscuridad de la noche envolvía los parajes de Trasierra. En la chimenea ardían ramas y secos troncos de encinas. Junto a la lumbre, en semicírculo, los niños y la abuela. Los niños, expectantes y silenciosos, dialogaban con las miradas. La abuela, ensimismada, de sobrenombre CUENTACUENTOS, contemplaba el chisporroteo de las hojarascas.
El pastoso silencio fue roto por el crujir de una silla. CUENTACUENTOS se había removido en el asiento. Sacó sus manos de los bolsillos del mandil, levantó la cabeza, abrió su mano diestra y con voz dulce y misteriosa dijo: “¡Niños, escuchad, esta noche toca el cuento de las tres moriscas!”
Érase un pueblo, asentado sobre la falda de la sierra, en la solana, que, antes de la abominable orden de destierro, tenía más moriscos que cristianos viejos. Llegó la orden de expulsión y todos los moriscos abandonaron sus hogares, camino del destierro. Pero tres moriscas jóvenes, decididas, rebeldes e independientes, huyeron a la sierra, refugiándose en la maleza y salvándose del destierro. No querían abandonar el lugar donde habían nacido ellas y sus antepasados.
Los abrigos de La Sillá, lugar de pinturas rupestres, por parajes de Los Corraletes, próximos a la fuente de Los Moros, sirvieron de alojamiento a las tres moriscas. El pueblo supo de su existencia, pero en su indolente misericordia prefirió ignorarlas.
Cuando pasaron los años, corrió la noticia de que en las noches claras de luna llena se oían conversaciones y risas confundidas con los borbotones del agua de la fuente. Cuéntase, decía la abuela que decía su bisabuela, que un leñador, al filo del alba, cuando llenaba el botijo, zambulléndolo en el agua, vio los rostros de las tres jóvenes moriscas que reían y susurraban en el espejo cristalino. Al leñador lo encontraron muerto a la orilla de la fuente en la siguiente luna, con los ojos cerrados como en un dulce sueño y una leve sonrisa en los labios. Dicen que murió de amores inalcanzables. La autopsia no pudo descifrar la causa del fallecimiento, corriéndose la voz que sería cosa de brujería, razón por la cual el cura del pueblo le negó cristiana sepultura.
Pero también decía la bisabuela, narraba la abuela CUENTACUENTOS, con voz embriagada de misterio, que, pasados los años, un morisco, llamado Ricote, regresó para recoger las joyas que sus abuelos habían dejado enterradas en los abrigos de La Sillá y declaró que tal leyenda se conocía entre los descendientes de los moriscos desterrados, asentados en las costas de Salé y que las risas que se oían en las noches claras de plenilunio pertenecían a las ánimas de las moriscas Fátima, Zoraida y Mairén, que renunciaron al paraíso para gozar eternamente de su patria fornacense.

Manuel Acedo Guerrero
Talavera, 11-01-2006

A Ramona la Marquesa en el recuerdo.

Anoche pasó por la calle
el Cristo de la Agonía
aspado sobre el madero
y coronado de espinas.
Al pasar surge una copla
de garganta femenina
que canta con devoción
aquella saeta famosa
“quién me presta una escalera...”
Y cuando calla la voz,
dos lágrimas descendían
por las pálidas mejillas
del Cristo de la Agonía.

Manuel Acedo Guerrero
Jueves Santo
Talavera, 13-04-2006

domingo, diciembre 03, 2006

Hoy se inaugura la exposición "DE MATANZA EN TALAVERA LA REAL"

Desde hoy, 3 de diciembre de 2006, hasta el próximo día 10 de este mismo mes podéis visitar la exposición acerca de la MATANZA EN TALAVERA LA REAL, organizada por el Foro Parroquial y que se encuentra en el Salón de Actos del Centro Parroquial.
Esta exposición consta de una serie de 90 fotografías, recopiladas por Antonio Gómez Broncano, y diverso material utilizado en las matanzas de nuestro pueblo. En los próximos días realizaremos un recorrido por ella en un próximo artículo de este blog.

LOS AULLONES

De “chiquininos” hemos oído a nuestros padres:

¡Duérmete niño que vienen los aullones!.

Cuando crecimos, preguntamos quienes eran estos personajes. Y en unos tiempos donde escaseaba la televisión, escuchamos sentados en la camilla historias verdaderas o fabuladas sobre estos siniestros individuos. Figuras que, por su singularidad, hemos querido rescatar, ya que forman parte de nuestras tradiciones.
La etapa de sus actuaciones, siempre nocturna, va desde principios de siglo hasta la guerra civil, con algunos repuntes en la postguerra. Épocas de gran censura y represión, pero que no estaban libres de “impúdicos romances”.
Los aullones se repartían por toda la geografía peninsular, en otros lugares, eran conocidos con el nombre de “marimantas” o de “pantarujas”. Pero el término “aullón” no era solo privativo de la localidad de Talavera. Felipe Trigo en su obra El médico rural, nos dice:
“Sino que todo sería invención de aquellos socarrones, creyendo asustar al forastero, o el “aullón”, según ya le llamaban no recorrería este lado del lugar, porque Esteban, que de puro aburrimiento quedaba nervioso y desvelado al desbandarse la tertulia, no lo oía ninguna noche”.

Al ejercer, Felipe Trigo, de médico en diferentes localidades extremeñas, como Trujillanos, Valverde de Mérida y Mérida, es lógico que tuviera conocimiento de las actividades de estos sujetos.
La vestimenta del aullón consistía en una capa negra. El rostro oculto o embozado. De alta estatura, por lo que presumimos que se colocaba un postizo. En las manos o la cabeza llevaba un candil o farol. De otros, nos han referido también, que portaban una esquila o arrastraban cadenas.
Utilizaban este disfraz para sus citas secretas y clandestinas. La gente sentía gran temor ante estos fantasmones, sobre todo, a salir de noche y toparse con alguno de ellos.
Cuentan que a un vecino de Talavera, cansado y deseoso de llegar a su casa, tuvo un encuentro con un aullón que le obligó repetidas veces a cambiar de calle.
Harto ya de andar, se agachó y cogió una piedra de aquellas que habían sido levantadas por las llantas metálicas de los carros. La piedra, lanzada con ánimo de asustarle, hizo saltar chispas del empedrado. El aullón viendo tal actitud, corrió a refugiarse detrás de un pozo cercano. El cabreado paisano repitió la operación con una nueva piedra, que, arrancó del brocal trozos de ladrillo. El enmascarado incorporándose gritaba:
¡No me mates!. ¡No me mates!

Acercándose a éste, le pidió se quitase el disfraz. ¡Cuál no sería su sorpresa al descubrir que se trataba de una muy respetable señora, que le pidió no descubriese su identidad!.
Nuestro honrado vecino cumplió su promesa de caballero, y el secreto duerme con él en la tumba.
Así que ya sabe, si va solo, es tarde, y camina de noche por una calle de Talavera, puede salirle un aullón. Por fortuna, no está en un mes de septiembre de comienzos de siglo, y los aullones han desaparecido. Se desvanecieron junto con sus correrías de “adulterios y devaneos”.

Grupo Coros y Danzas “Luís Chamizo”.
Sección de Investigación de la Historia y Folklore.
Autores: C. Cansado, A. Corzo y A. Gómez.